Después de la muerte de su esposa Linda, Paul McCartney lloró por un año y se refugió con su vieja y querida amiga, la música. Comenzó una terapia que duró un tiempo más. Decidió tomar las canciones de juventud; no por algo existe el dicho de “siempre regresa a los lugares a donde fuiste feliz” y esas canciones representaban una zona de confort cuando incluso Paul no soñaba con ser una estrella del rock mundial, sino le regresaba a la época cuando él era un muchacho como millones que sólo se deleitan de escuchar buena música.

Esta sería la segunda incursión en solitario de Paul McCartney en la historia del viejo rock and roll y el rhythm and blues. En lo persona considero que superó a la primera, lo cual no fue poca cosa. A diferencia de CHOBA B CCCP , que tenía una calidad improvisada que a veces ayudaba y a veces perjudicaba el material, Run Devil Run de 1999 , que consiste principalmente en canciones de versiones de clásicos y rarezas de mediados del siglo XX, se beneficia de lo que parece un poco más de previsión. McCartney también encontró una maravillosa banda improvisada para el proyecto, con los guitarristas de primera David Gilmour, de Pink Floyd, Mick Green y Ian Paice de Deep Purple a la batería. Sus tres canciones originales no son nada demasiado memorables, pero su primer álbum después de la muerte de su esposa Linda lo encontró en una base musical sólida y familiar que debe haber sido reconfortante para él en un momento tan difícil.

Este disco le depara dos grandes sorpresas al que lo escucha por primera vez. La primera es que un músico con reputación de ser uno de los compositores más elitistas e innovadores del rock de los años 60 logre este nivel de excelencia interpretando doce canciones de otros artistas de los años 50. La segunda sorpresa es que proviene de un hombre viviendo un luto, devastado por la pérdida de su amada esposa. En lugar del empalagoso álbum tributo que todos esperábamos de él, el caballero lanzó un gran álbum fiesta de su carrera.

Toda la música que se escucha aquí es potente, estridente y con un estilo actualizado de los años cincuenta, con una producción más limpia y arreglos más modernos y rockeros. Si eres fan de las versiones de Paul para I’m Down de The Beatles o de su versión de Long Tall Sally, este álbum es para ti. Los fans de Little Richard también deberían prestar atención. Si McCartney consideraba a Little Richard un maestro, aprendió bien sus lecciones. Cabe destacar que este es el único álbum puramente rock and roll que ha grabado con The Beatles, Wings o como solista. No existen baladas sentimentales de McCartney en ninguna parte.

 

La mayoría de las versiones, excepto All Shook Up de Elvis y Lonesome Town de Rick Nelson, son canciones menos conocidas de la misma época, lo que ayuda a mantener el interés, ya que las melodías no suenan a reestrenos. Además de las versiones, hay tres nuevas canciones originales de McCartney que encajan a la perfección con la atmósfera de este álbum.

El sonido de Run Devil Run varía notablemente de una canción a otra. Esto podría deberse a que el álbum se grabó en diferentes sesiones y momentos. En los temas destacados, y en la mayoría de los números, para ser justos, el sonido es bastante preciso. Las voces son claras, pero están bien apoyadas por el ritmo, mientras que, especialmente en la primera canción, las guitarras suenan con fuerza al hacer un solo. Sin embargo, hay algunas canciones donde, al igual que en Youngblood de Jerry Lee Lewis , se intenta artificialmente recrear el eco de los años 50. Esto provoca en mi opinión que algunas pistas pierdan claridad vocal, algo más notable en Honey Hush.

Entre la lista de canciones que componen un nuevo homenaje a su género musical preferido, surge No Other Baby, casi una declaración de McCartney por el dolor que sintió ante la desaparición física de Linda, en esa idea que ninguna otra mujer podría llenar u ocupar ese vacío: “Era una canción que recordaba los finales de los 50 y principios de los 60. No sabía de dónde la recordaba y resultó ser una canción de jazz de los años 50 de la cara B de The Vipers”, señaló McCartney en el DVD triple The McCartney Years. No Other Baby fue compuesta por Dickie Bishop y Bob Watson, en 1957, y también fue registrada por Bobby Helms en 1959. La versión de McCartney hace mas homenaje a la versión de Helms que a la The Vipers. El tema pudo haber sido del repertorio de The Beatles dado su estilo, cercano a las primeras grabaciones de autores como Chuck Berry, Buddy Holly o Johnny Burnette.

Cuando Paul decidió grabar No Other Baby, la tocó para David Gilmour, Mick Green y Ian Piace, quienes dieron su aprobación para dicha grabación. Teniendo en cuenta que se trataba de una canción de jazz, McCartney y compañía decidieron modificarla un poco, llevándola más para el lado del Rock & Roll, con un sentimiento blusero que se decanta con la letra: “I don’t want no other baby / cause no other baby can thrill me like you do” (No quiero a otra nena, porque no hay otra nena que me emocione como tu). No Other Baby fue grabada el primero de marzo y finalizada el 5 de mayo de 1999, en los estudios Abbey Road de Londres con la banda que Paul eligió para sacar al mercado Run Devil Run. A su vez, fue uno de los singles del disco con Brown Eyed Handsome Man y Fabulous como lado B en una edición en mono limitada (con poster incluido) y llegó al puesto 42 del ranking británico.

Cabe destacar que el álbum suena muy contemporáneo, mucho más que CHOBA B CCCP , donde las interpretaciones se acercan mucho más a las versiones originales. Como resultado, varias canciones de Run Devil Run parecen sonar mejor que la original, como All Shook Up de Elvis Presley o Brown Eyed Handsome Man de Chuck Berry , una cara B poco conocida principalmente por la versión de Buddy Holly.

 

Otras interpretaciones dentro de Run devil run y que merecen un análisis son las siguientes:

Lonesome Town: La mejor decisión de Paul en esta balada clásica que Rick Nelson popularizó fue cantarla en un registro agudo de principio a fin. Mientras que la versión de Nelson es brillante a pesar de todo lo que esconde, la de McCartney triunfa de una manera diferente, desplegándolo todo. (Además, la original no contaba con un excelente solo de guitarra de David Gilmour). No soy de los que se apresuran a sacar conclusiones y decir que estaba pensando en Linda mientras cantaba con tanta emoción, pero sin duda es tentador conectar esos puntos. En cualquier caso, es una maravillosa combinación de perfección compositiva y sentimiento interpretativo. Y todos los que hemos sido habitantes de ese lugar figurativo podemos identificarnos y disfrutar con él.

Honey Hush: Lo que realmente destaca una y otra vez en los temas de ritmo rápido es cómo las canciones originales se enriquecen con la fuerza del rock moderno, manteniendo al mismo tiempo la esencia clásica original. Este equilibrio se aprecia de forma memorable en este temazo. McCartney y el productor Chris Thomas merecen reconocimiento por los arreglos que crearon en este y los demás temas rápidos. ¿Por qué querría alguien silenciar este glorioso parloteo?

Coquette: De todos los artistas a los que McCartney ha versionado o homenajeado a lo largo de los años, Fats Domino es probablemente el que, por alguna razón, ha encajado a la perfección. Mientras Pete Wingfield destroza los tresillos, Paul se pavonea con una voz sobresaliente en esta composición típicamente carismática de Fats. La letra no funciona a menos que el cantante transmita confianza en que la chica del título se dará cuenta de su locura y volverá arrastrándose, y McCartney lo domina todo.

 

Para promocionar el álbum, el supergrupo temporal de McCartney se presentó en The Cavern de Liverpool en 1999. Era la primera vez que Paul regresaba allí desde la última actuación de The Beatles en agosto de 1963. Aunque no es exactamente el mismo lugar, fue una actuación histórica con la que McCartney cerró el siglo XX con estilo. Además emprendió una serie de presentaciones para promocionar Run Devil Run pero desde entonces ya no ha incluido ninguna canción de este gran álbum dentro de sus set list de sus conciertos masivos; tal vez por el timbre vocal que exigiría interpretarlas y que Paul con la factura que lo años le ha cobrado, ya no cuenta con ese vigor en su voz de antaño.

Cuando Run Devil Run salió a la luz, para un fan de The Beatles y de Paul Mcartney como yo, fue bueno ver que McCartney todavía tenía la capacidad de hacer música de rock and roll realmente buena. Después de años y años de Silly Love Songs, era un alivio darle la bienvenida a un álbum como este. Por otra parte, el tiempo le demostró a Paul que iba a encontrar otras mujeres. Su primer intento terminó como una mala experiencia (Heather Mills) y la que siguió hasta hoy parece ser que va por el camino de compartir su vejez de modo feliz (Nancy Shevell), pero aún así, creemos que tal como un fragmento de No Other Baby, ninguna lo ha hecho emocionar tanto como lo hizo ella, la adorable Linda.

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