A inicios de los años setenta, después del final de la época de oro de los grupos rock que comenzó con la separación de The Beatles; la juventud de esos años comenzó a buscar nuevas opciones para manifestarse y daría un vuelco en sus gustos al final de esa década dando el inicio a lo que sería el reinado de la música Disco.
Como un génesis a ese reinado, tomó auge el ritmo funky con representantes como James Brown y Gloria Gaynor que fue bautizada como la primera reina de las Discoteques y que sería sucedida por Donna Summer. En lo personal tuve mi primer contacto en mi infancia con estos ritmos cuando mi hermana que había ingresado a la Escuela Normal de Maestros y en las fiestas de su escuela se bailaba Funky. Un día llegó a casa con un LP prestado llamado Bailando Bum-Pîn con Música Negra Vol. 2, después de una de esas fiestas.
El disco ligaba las canciones una tras otra sin pausas para dar la atmósfera de las Discoteques y no dejar de bailar, era contagioso el ritmo; el funky se bailaba dándose de “caderazos” y la verdad quedaba uno sudando después de un buen rato de estas rutinas. La primer melodía de ese disco era la canción titulada Get Dancin´ (¡A bailar!) que te transportaba a esa época de los zapatos de plataforma, de los pantalones acampanados y los peinados afros que parecían esponjas de micrófono y donde la juventud daba rienda suelta a muchos de sus deseos reprimidos por décadas con movimientos de liberación que The Beatles empezaron una década antes.
La melodía era interpretada por el grupo Disco Tex and the Sex-o-Lettes. Formado en 1974; este fue un grupo estadounidense integrado por Bob Crewe, Cidny Bullens, Kenny Nolan y Sir Monti Rock III, el grupo publicó tres álbumes: Disco-Tex & His Sex-O-Lettes Review , Manhattan Millionaire y A Piece of the Rock. Algunos de sus sencillos más populares fueron Get Dancin (1974) y I Wanna Dance Win-Choo (Doo Dat Dance) (1975). Aunque se disolvieron en 1986, el grupo continuó siendo reconocido por otros músicos. Get dancin´ fue su mayor éxito, alcanzando el número uno en la lista Disco de Billboard en 1974, y también saltó a la lista pop, alcanzando el número 10 en la lista Hot 100 de Billboard. Get Dancin’ también se convirtió en un éxito Top 10 en el Reino Unido y Canadá, alcanzando el número ocho en ambos países.
Sir Monti III era un hombre latino y con movimientos sugestivos que atraía a la comunidad gay. Así se auto describe Monti: “A finales de los 60 y principios de los 70´, Nueva York era el lugar más innovador. Teníamos Ondine’s, una discoteca privada de los 60 en Nueva York. ¡Nos lo pasábamos genial! Todo era la subcultura, el LSD, el sexo, no nos cansábamos. No queríamos dormir porque creíamos que nos perderíamos algo. Yo me quedaba en los bares con un piano. Era un espantajo. ¡Parecía la Hedy Lamar gay! Llevaba abrigos de piel, un mono en el hombro y un Yorkshire Terrier en los brazos. Era una época en la que vivíamos para ser fabulosos… ¡y cómo te atreves a no reconocerme, vieja reina! ¡Soy un ególatra! Me convertí en la Trudy Heller de la discoteca underground (un artista de club nocturno neoyorquino de los 70´s) y empecé a tener el poder de la fama. Actué en el Cheetah con los Chambers Brothers y Halston me vestía. Fue toda una época Cuando no tenías que actuar solo bailabas, ¡era el acto! Fue una época increíble para ser lo que fuera, ser Monti Rock, Disco Tex. Me doy cuenta de la suerte que he tenido de haber participado en películas como Fiebre del Sábado Noche (Monti interpretó al DJ de la discoteque en la película), de haber estado en el mundo de la moda durante 18 años, de ser famoso. Creo firmemente en mi legado. Nunca se ha tratado de ganar dinero. ¡Se trata de la fama!”
El movimiento Funky (porque así lo fue) tuvo sus inicios en los primeros años de los 70, siendo su primer hit Soul Makkosa, de Manú Dibango, curiosamente de Camerún, promovido por Nikky Siano, uno de los primeros Dj de club nocturno de la época, quien junto con otros se dio a la tarea de promover música que normalmente no era tocada en la radio. El Funky fue el resultado de un movimiento debido a la discriminación racial, la crisis económica, el hartazgo del rock y sus letras sobre paz y amor, las drogas y el movimiento gay. Todo esto se mezcló para formar un caldo de cultivo que hizo que la gente buscara otras formas de diversión, por lo que los clubes nocturnos cambiaron su forma de distribución y dejaron espacio para la pista de baile. La música Funky tuvo sus raíces en el R&B y en la música promovida por Motown como el Loves Theme, de Barry White, el cual llegó al número uno de Billboard. El cambio de Funky a Disco llegó hasta 1975 cuando la New York Magazine hizo un reportaje sobre los Djs y los clubes nocturnos (The Loft, de donde surgió Nicky Siano) llamada “El regreso de la Disco en Nueva York” y de ahí surgió el nombre.
En cuanto a Get Dancin´, uno queda atrapado desde el momento que uno comienza a escucharla en su inicio con una nota solitaria de trompeta que se abre paso (apropiadamente) hasta convertirse en un acorde mayor de sección de metales pleno y resonante. Se mantiene en el aire antes de que el simple ritmo de una batería disco tome el control con su bum-o-bum-o. Entonces empieza la voz: “Doo doo doot, doo doo doot, Doo doo doo doo doo-doot…”. Es el sonido de Disco Tex y sus Sex-O-Lettes cantando Get Dancin’.
Las chicas doo-doo-doot continúan con su scat durante un largo y tentador minuto presentando al mundo a su líder, el ya muy mencionado Joseph Montanez Jr., también conocido como Sir Monti Rock III o como Disco Tex; la Estrella de Estrellas. Monti no canta, rapea a toda velocidad y se mueve en inglés, español, galimatías y lenguas. Implora, exalta, se agota. Se excita y nos lo cuenta. Es mitad predicador pentecostal, mitad extraterrestre. Está en el centro de una furiosa tormenta disco y parece apenas controlar su mente y su cuerpo.
Este Disco Tex era tremendamente camp, extravagante, y provenía de un lugar que sonaba extraño y de otro mundo. En el mundo semi moralista del entonces Distrito Federal de los años 70, lo más cerca que estábamos de algo camp eran los Xochimilcas o algún comediante presentado por Raúl Velasco. Casi 50 años después, puedo ver que no hay ambigüedad en el tema central de la canción. A los diez años no creía yo saber nada de sexo, pero una parte primitiva de mi conciencia se conmovió con el público estridente y aullante en la grabación, el coro femenino que cantaba sobre Disco Tex “haciendo el amor con sus Sex-O-Lettes” y la lujuria apenas contenida tras el delirio libidinoso de Monti. Sentía que si escuchabas con atención, podías oler los aromas salvajes y almizclados que salían de los altavoces mientras sonaba.
Mi hermana devolvió el LP que le habían prestado a su compañero de la Escuela Normal, pero mi papá nos dio gusto y nos lo compró. Actualmente forma parte de mi colección personal de vinilos. El disco como era una recopilación de éxitos funky, no contaba con la versión íntegra de Get Dancin’. Estaba ligeramente mutilado; así que la introducción de cuatro por cuatro iba acompañada de un contratiempo profundo y disrítmico. Cuando pude conseguir con la era digital por fin la versión completa, te das cuenta que tiene dos partes con un encoré absurdamente delicioso tratado filosófico de Tex sobre el baile y su relación con el sentido de la vida. Nos implora que prestemos atención a sus palabras:
No puedes pensar en todo lo malo
Todo lo malo del mundo
No puedes pensar en todas
Las cosas malas que haces
Simplemente sal y empieza a bailar
Bueno, yo haré lo mío, sé feliz
Arráncate el pelo, corre por ahí
Estas palabras apenas comprensibles surgieron de una fuente de sabiduría rica y hedonista, muy alejada del tedio de las interminables asambleas escolares, las brutales peleas en los vestuarios y la monotonía adormecedora de un doble período de matemáticas.
Para 1977, todo se vino abajo para el Funky. Monti lo recuerda: “Regresé a Nueva York y me encontré con el abogado especializado en entretenimiento Freddie Gershon y mi vida empezó de nuevo, ser artista disco fue el verdadero comienzo de mi vida, el que me impulsó al dinero y a la fama. Me había convertido en la reina gay de la música disco, junto con Gloria Gaynor y Donna Summer, ¡pero odiaba los espectáculos! Decidí que quería salirme y me hice actor. Fue entonces cuando me salió Fiebre del sábado noche. Nunca pensé que sería un éxito, pero lo fue, y para entonces ya me había convertido en un artista bastante importante en los clubes nocturnos.
Get Dancin’ y su secuela, I Wanna Dance Wit’ Choo, ¡vendieron siete millones de copias en todo el mundo!. Nunca me pagaron por todos esos millones que vendí. Todos son ricos y viven en mansiones. Los que fuimos pioneros nos quedamos sin dinero. Es una larga historia y un proceso de ira que ya dejé atrás”.
Actualmente Monti vive y actúa en Las Vegas: “Ahora soy columnista y ministro ordenado. Ofrezco bodas como el Reverendo Monti Rock III. Y estoy intentando hacer un espectáculo llamado Dos Reyes y una Reina, donde tenemos a Elvis Presley, Michael Jackson y a mí, ¡La Reina!… Se trata de sobrevivir. Cuando tu nombre es un mito, la gente no sabe si estoy vivo o qué. Cambias tu forma de ser si quieres sobrevivir. No importa qué carta me toque, ¡sobreviviré!”.
Al menos algunos artistas pop de renombre no lo han olvidado. Él y su grupo son mencionados por Elvis Costello en su canción Invasión Hit Parade, que apareció en su álbum de 1991 Mighty Like a Rose, que se posicionó entre los cinco mejores, y también aparece acreditado en el tema Electricity de los Pet Shop Boys, de su álbum de 1996 Bilingual, en el verso: “…Es el mejor espectáculo con los mejores efectos, desde Disco Tex y los Sex-O-Lettes”.
Get Dancin’ es una de mis canciones favoritas desde niño y aún la escucho con gusto cuando de vez en vez la programan en Radio Universal o cuando sale en la selección de archivos que el estéreo de mi auto me deja escuchar en mis caminos por la Ciudad de México. Y como decía la publicidad que venía impresa en la funda del LP: “Tenga cuidado al tocar este disco con gran volumen, porque se arriesga a que su casa se llene de repente de gente deseosa de bailar funky”.
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