Uno de los recuerdos más grabados de mi infancia es de un día cuando mi Padre sacó del mueble donde tenía sus discos LPs, un álbum RCA Víctor de tres discos llamado “Lo Mejor de Benny Moré”. Para mi Padre era uno de sus cantantes favoritos, yo sé que le recordaban sus épocas de juventud. El álbum triple que hasta la fecha sigue en buenas condiciones en la casa de mi señora Madre, tenía un estuche de un cartón bastante grueso de color naranja, en las fundas de cartón internas que envolvían los LPs se narraban anécdotas y pasajes de la vida del gran Benny. Al leerlos desde la primera ocasión, unas líneas se me quedaron grabada y es donde se entiende la grandeza de los ídolos, el texto en cuestión decía lo siguiente: “ Así era Benny Moré, se conmovía con las necesidades de los que menos tenían y los ayudaba y se portaba indiferente con la suerte de los poderosos que iban a los cabarets a escucharlo cantar…”.

Bartolomé Maximiliano Moré (conocido como Benny Moré o El Bárbaro del Ritmo o El Sonero Mayor de Cuba) nació en 1919 en el pueblo de Santa Isabel de Las Lajas, en la provincia de Las Villas, Cuba; Moré se fue a La Habana cuando era un adolescente y durante varios años trabajó en una variedad de trabajos ocasionales mientras se desempeñaba como cantante callejero en el puerto de la ciudad . Su gran oportunidad llegó en 1945, cuando acompañó al conjunto de Miguel Matamoros a México. A fines de la década de 1940, la Ciudad de México era un imán para los artistas cubanos que buscaban triunfar en la industria cinematográfica mexicana. Después de recorrer México, Matamoros regresó a Cuba, pero Moré decidió quedarse atrás. Antes de irse, Matamoros aconsejó a Moré que cambiara su nombre ya que “bartolo” significaba en aquel entonces “torpe” en la jerga mexicana.

Ya con su nuevo nombre artístico de Benny Moré, en un año o dos fue descubierto por Mario Rivera Conde, el director de RCA Victor México, quien lo emparejó con una serie de orquestas de alto calibre, incluidas las de Pérez Prado y el compositor mexicano Raphael De Paz. El gran Pérez Prado considerado como el creador del mambo llegó a declarar de Benny: “Me gusta mucho hacer arreglos para Benny Moré, porque prácticamente salen solos sin ningún esfuerzo, el sin duda es el Bárbaro del Ritmo”.

 

Benny Moré ha sido tal vez el mejor cantante de música popular que Cuba ha producido. Piensen en Frank Sinatra o Nat “King” Cole y podrán hacerse una idea de cómo se le cataloga en Cuba y cómo debe ser considerado en otros lugares. A más de 50 años transcurridos desde su muerte, ningún vocalista cubano ha emergido para llenar sus zapatos y permanece tan cerca como siempre de los corazones del pueblo cubano. Pocos cantantes en este hemisferio han igualado de algún modo sus dones interpretativos, virtuosismo vocal y comodidad con una gama de estilos.

El genio de Moré residía en la síntesis de dos de las principales corrientes de la canción cubana: el afrocubano y la música de guajiro de origen español del campo cubano. Debió al menos parte de su estilo de canto a una serie de soneros que lo precedieron: Antonio Machin, Miguelito Valdés y Orlando “Cascarita” Guerra. La intimidad de Moré con los elementos africanos y europeos en la música cubana le permitió sentirse cómodo en todos los estilos diferentes. Tuvo igual éxito con boleros como con mambos y rumbas.

Lo más importante es lo que transmitió con su canto: una ternura y un atractivo emocional directo en sus boleros, una exuberancia que agita la cadera en sus mambos. Aunque no podía leer música, Moré compuso dos de sus grandes éxitos: Bonito Y Sabroso y Que Bueno Baila Usted. También se duplicó como líder de banda y formó una gran orquesta poderosa compuesta por músicos talentosos como los trompetistas Alejandro “El Negro” Vivar y Alfredo “Chocolate” Armenteros, y el trombonista y arreglista Generoso “El Tojo” Jiménez. El suyo fue el sonido por excelencia de la gran banda afro-cubana de la década de los 50´s, un temerario, de múltiples texturas, dinámico; pero a diferencia de bandas de Nueva York como Machito y sus afro-cubanos, Moré no estaba empujando los límites del jazz latino. Su música era más “pop” que la de Machito, pero era todo menos formulable.

Las primeras grabaciones de Moré en México incluyen un balance de melodías y baladas uptempo; esta proporción cambió a favor de las baladas cuando finalmente lideró su propia orquesta. Lo sorprendente de las primeras sesiones es la calidad y el buen gusto del acompañamiento orquestal. Moré canta con cinco orquestas diferentes en estas sesiones, pero hay pocos contrastes discordantes. La orquesta de Pérez Prado es una excepción a esta regla; El estilo de piano y la marca registrada de Prado resuenan en un modo maravilloso, impulsado por las anfetaminas. La combinación de Prado y Moré fue un golpe maestro y produjo algunas de las grabaciones de mayor energía de la carrera de Moré. Moré cantó algunas de sus canciones más memorables mientras estaba en su estadía en México – Bonito Y Sabroso, San Fernando y Donde Estabas Tú – con la Orquesta de Rafael De Paz.

 

Pero quizás la canción más conocida de Moré, el bolero Como fue, no fue grabada con Prado ni De Paz, sino con la orquesta de Ernesto Duarte. Como fue se incluyó en la banda sonora de la película Mambo Kings Play Songs of Love, donde agregó autenticidad a una colección de música latina que de otra manera sería acuosa. Otra canción icónica de aquellos años grabada por More con la orquesta de Ernesto Duarte fue La Culebra y que sería vuelta a grabar con un ritmo diferente décadas posteriores por la Banda Machos para terminar de hacerse famosa tristemente al ser utilizada para amenizar un mitin político del candidato a la presidencia de México por el Partido Revolucionario Institucional, Luis Donaldo Colosio en Lomas Taurinas, en la ciudad fronteriza de Tijuana.

Regresando a la vida del “Bárbaro del Ritmo”, Moré regresó a Cuba en 1953 y formó su propia orquesta, con la que cruzó Cuba hasta su muerte. Moré fue intensamente leal a sus músicos, refiriéndose a ellos como su “tribu”. Debido a que siempre insistió en tener una banda grande, se sabía que la financiaba de su propio bolsillo en la producción de sus grabaciones de RCA y sus regalías las usaba para pagar a sus músicos. Estos últimos respondieron embelleciendo sus canciones con una forma orquestal sutil y ornamentada. Mientras Moré continuó grabando éxitos uptempo como Francisco Guayabal y Cocaleca y se centró en los boleros; un escaparate natural de sus dotes vocales e interpretativos. Moré tenía una técnica vocal característica, una especie de glissando, que usaba en todas partes en diferentes formas. Por lo general, sostendría una nota, luego deslizaría la escala hacia una nota más alta y la mantendría allí durante unos segundos. Es una facultad impresionante y emocionante y él lo utilizaba para construir dramas en boleros como Tu Me Sabes Comprender y No Puedo Callar. Una técnica menos utilizada, pero igualmente distintiva, fue el graznido de la gaviota de Moré, que incluye en la final del uptempo Soy Campesino.

Es desafortunado que Moré nunca haya podido llevar en contraste, una orquesta sobresaliente para grabar o actuar en los Estados Unidos, a pesar de que estuvo activo durante uno de los raros momentos en la historia de la música pop de los Estados Unidos cuando la auténtica música cubana estaba en demanda. Se le ofreció una gira por Europa, que Moré la rechazó por miedo a volar (nada extraño si se tiene en cuenta que anteriormente se había visto envuelto en tres accidentes aéreos). Moré decidió quedarse en Cuba después de la revolución, pero no vivió mucho tiempo, fue cayendo en el vicio del alcoholismo y sucumbió víctima de su amor por el ron. Una cosa lamentable porque en el mismo álbum que les conté al inicio, una de las anécdotas contaba que durante su estadía en México no tomaba una gota de alcohol; le gustaba de vez en vez jugar con sus amigos domino toda la noche donde se cuenta que bebía tazas de café de modo industrial y fumaba varias cajetillas de cigarros durante esas partidas. Pero nunca tomaba alcohol.

 

A pesar de todos los rumores en contra, Benny Moré finalmente sucumbió a una cirrosis del hígado el 19 de febrero de 1963 en La Habana. La producción grabada de Moré fue relativamente pequeña, corta, debido a su muerte prematura. La noticia causó conmoción cuando llegó a México. Primero se tomaba como un rumor, pero unos días después se supo que “El Bárbaro del Ritmo” ya no existía. Algunos amigos mexicanos decidieron reunirse para rendirle tributo en una grabación que titularon ni más ni menos como El Bárbaro del Ritmo donde Toni Camargo fue el encargado de poner la voz en esta canción homenaje en cuya letra dice: “Bárbaro del ritmo, pa´l cielo te fuiste. Ahí se fue pa´siempre quien amó a La Habana y con el nombre de Bartolo llegó con gloria y fama…”

En 1992, BMG Music lanzó la mayoría de las grabaciones de 1948-58 de Moré para RCA Victor en cinco CD para su Serie Tropical. Moré nunca grabó para nadie más que RCA, por lo que todos sus éxitos están aquí. Sin embargo, faltan sus primeras grabaciones con el conjunto de Miguel Matamoros, y solo se incluyen algunas de sus canciones con la orquesta de Pérez Prado. Desde un punto de vista técnico, los discos son fabulosos (suenan como si se hubieran hecho ayer), pero tres de los cinco álbumes no tienen notas de portada, y la información sobre las fechas de las sesiones y el personal es muy vaga o inexistente, lo cual le resta valor a la recopilación.

Sin embargo, el gran legado de Moré es claro en sus grabaciones por sí mismas: una voz que puede evocar recuerdos de un romance perdido, o hacerte bailar con un abandono alegre. Además de un innato sentido musical, estaba dotado con una fluida voz de tenor que coloreaba y fraseaba con gran expresividad. Benny siempre tuvo un gran amor por México y los mexicanos que lo dejo plasmada en la letra de Bonito y Sabroso: “Pero qué bonito y sabroso bailan el mambo las mexicanas, mueven la cintura y los hombros igualito que las cubanas … ya hasta parece que estoy en La Habana, cuando bailando veo a una mexicana. No hay que olvidar que México y La Habana son 2 ciudades que son como hermanas…”, así era el “Bárbaro del Ritmo”, a quien estoy seguro mi Papá fue de las primeras personas a quien buscó cuando se reunieron en el mas allá…

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