Explorar la vida de un músico o un grupo en un documental no es una tarea fácil. Este trabajo, muy cercano al periodismo, conlleva la investigación previa sobre su vida o algún hecho en particular que se quiere informar, se deben buscar las imágenes que se utilizaran, los testimonios y entrevistas a personas cercanas que dan fe de un momento importante para el artista y por supuesto la autorización del sujeto de investigación o puede no haber un permiso y aún así desarrollarlo y exhibirlo. También, en muchos casos, se incluye la mirada del realizador del filme o serie, a final de cuentas es él quien está contando una historia. A lo largo de estos años hemos vistos documentales que nos dan una visión más humana de las estrellas de la música, como Eric Clapton: Life in 12 Bars (Lili Fini Zanuk, 2017), Amy (Asif Kapadia, 2015) o la afamada Searching For Sugar Man (Malik Bendjelloul, 2012) y ahora le toca el turno a Billy Joel con la serie documental Billy Joel: And So It Goes (2025).
La vida de Billy Joel es examinada por las directoras Susan Lacy y Jessica Levin (quienes habían trabajado juntas en la película Jane Fonda In Five Acts del 2018) que nos presentan a un músico, quien a través de cinco horas del filme (dividido en dos partes), expone sus logros, fracasos, virtudes y defectos; un ser humano al que la fama no lo libró de episodios agridulces con los cuales ha tenido que lidiar a lo largo de los años y estos los refleja en muchas de sus canciones que sirven como un diario musical.
La primera parte del documental nos permite ver los inicios en la música del artista en los años sesenta y su éxito durante la década de los setenta, así como el contexto personal que lo rodeó, en donde fue parte de varias agrupaciones de rock como The Hassles con quien tuvo un éxito menor. Posteriormente será parte del dueto, junto con John Small, llamado Attila, quien se desintegraría luego de que Small descubrió que su esposa Elizabeth tenía una relación adúltera con Joel. Asimismo muestra su despegue y fama como artista solista. Mientras que la segunda parte hace el recorrido por los ochenta y hasta la actualidad; su ascenso como una celebridad mundial gracias los videos transmitidos en la cadena de televisión MTV, las largas giras, más los problemas personales que lo fueron llevando a una autodestrucción.
El serial se nutre con el testimonio del mismo Billy Joel quien, sentado junto a su fiel amigo el piano, se confiesa y reflexiona de cada acierto y error de su vida, de igual manera observamos las entrevistas a gente cercana como el mismo John Small, sus ex esposas (Elizabeth Webber, Christie Brinkley, Katie Lee y Alexis Roderick) y su hermana Judy Molinari; así como colaboradores, productores y músicos que lo han acompañado en sus grabaciones y giras, como el saxofonista Mark Rivera y el baterista Liberty DeVito (quien se sintió dolido cuando Joel lo dejó fuera del grupo como lo señaló en la película del director Fran Strine, Hired Gun del 2017), también se encuentran las declaraciones de Pink, Garth Brooks, Paul McCartney, Don Henley, Sting, Jackson Brown y Bruce Springsteen, entre otros, quienes dan sus opiniones acerca de la música de Joel (“That´s The Way You Are es una canción que a mí me hubiera gustado escribir” dice Paul McCartney en un momento).
La carrera musical del artista se expone de manera cronológica comenzando con sus colaboraciones con The Hassels y Attila. Luego inicia su momento como solista con el álbum Cold Spring Harbor (1971) que no tuvo éxito y además le acarreó problemas legales con el productor Artie Ripp, por lo que tuvo que trabajar en pequeños bares en la ciudad de Los Angeles, bajo el nombre de William Martin (donde salió la semilla de Piano Man). Las directoras Levin y Lacy logran que Joel se detenga a reflexionar en cada álbum. Toman como pretexto cada obra discográfica para que el músico recuerda su infancia en donde su padre abandonó a su madre y los dejó en la miseria, la traición a John Small cuando tuvo el amorío con su mujer (con quien se casaría tiempo después y se volvería su representante) lo que provocó que Joel se deprimiera e intentará suicidarse y terminar en una institución mental, la búsqueda y el encuentro con su padre que lo llevó a Viena, Austria; sus divorcios, sus problemas con las drogas y el alcohol que le provocaron tener accidentes automovilísticos, los temores a la soledad, sus matrimonios fallidos, el hartazgo de escribir canciones y finalizar su carrera discográfica en el rock pop con el álbum River Of Dreams de 1994, para después sólo aparecer como compositor de temas para piano, interpretados por el músico Richard Hyung-ki Joo, en el álbum Fantasies and Delusions en el 2001.
Pero la serie no solamente nos deja ver a un ser que por momentos tocó fondo por problemas de adicción o que quedó en la quiebra, pese a ser un artista que vendía millones de discos alrededor del mundo, debido a los malos manejos de su entonces representante Frank Webber (a quien le interpuso una demanda por 90 millones de dólares). Así como Eric Clapton en Life In 12 Bars que exhibía en pietaje al guitarrista borracho peleando con el público en un concierto, aquí vemos a Joel tumbado en el piano durante una parte de la gira junto a Elton John, por lo que el músico británico se cansó de compartir la tarima con él y después llamarlo alcohólico (situación que molestó a Billy Joel), pero además lo vemos levantarse de los infortunios que se le presentan “para seguir con la pelea”.
Con esto las realizadoras tienen el acierto de mostrar la capacidad de resilencia del artista cuando vemos el resurgimiento de Billy Joel en este siglo gracias a su participación en el concierto altruista, 12 12 12: The Concert For Sandy Relief, en donde se entregó en el escenario del Madison Square Garden y después ofrecer una serie de conciertos, con llenos totales, en ese recinto por varios años los cuales llegaron a los 100 recitales.
Billy Joel: And So It Goes nos muestra a un ser humano que coexiste con sus propios traumas, con su vacío emocional, su propia herencia familiar judía que lo llena de orgullo (varios de sus familiares murieron durante el holocausto en la Segunda Guerra Mundial), la felicidad que le provocan sus hijas (“juré ser mejor padre que el mio”) y sobre todo la tranquilidad de haberse perdonado a sí mismo. Además como espectadores nos da una nueva perspectiva del artista y su arte, en donde cada álbum, así como cada canción toman un significado diferente y nos permite adentrarnos a su vida e identificarnos con ella.
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