Connie Francis, nacida como Concetta Rosa Maria Franconero el 12 de diciembre de 1937 en Newark, Nueva Jersey, fue una de las voces más emblemáticas de la música popular del siglo XX. Su estilo inconfundible, su habilidad para cantar en múltiples idiomas y su capacidad para transmitir emociones profundas con su voz la convirtieron en una figura internacional. A lo largo de su carrera, que despegó en la década de 1950, Francis no solo conquistó las listas de popularidad, sino también los corazones de millones de oyentes en todo el mundo. Su publicista, Ron Roberts, anunció su muerte el día de ayer en una publicación en Facebook. No dijo dónde había fallecido ni la causa. Tenía 87 años.
Su gran oportunidad llegó en 1958 con el éxito “Who ‘s Sorry Now?”, una canción originalmente grabada en los años 20, que Connie transformó en un éxito moderno gracias a su interpretación juvenil y emocional. Fue el décimo disco sencillo que grabó y la última oportunidad que se daba para quedarse o renunciar al medio artístico. Este tema fue promovido en el programa de televisión de Dick Clark, American Bandstand, y rápidamente alcanzó los primeros lugares en las listas de ventas en Estados Unidos y Reino Unido, siendo la primera ocasión en que una mujer solista llegó a la cima del Hit Parade norteamericano.
A partir de ahí, su carrera despegó con una serie de baladas y canciones románticas como “Where the Boys Are”, “My Heart Has a Mind of Its Own”, “Lipstick on Your Collar” y “Everybody’s Somebody’s Fool”. En nuestro país se le recuerda gratamente con interpretaciones en español a “Invierno Triste”, “Mi Tonto Amor” y “Gracias”.
Una característica que distingue a Connie Francis de muchas otras artistas de su época es su versatilidad cultural y lingüística. Grabó álbumes en italiano, español, alemán, hebreo, japonés y otros idiomas, logrando un nivel de conexión con públicos diversos. En América Latina, por ejemplo, sus versiones en español de canciones populares como “Malagueña” o “Solamente una vez” le ganaron admiradores en países como México, Argentina y España. Su acento extranjero no impedía que su interpretación resultara auténtica, gracias a su expresividad vocal y sensibilidad artística.
Además de su éxito comercial, Connie también incursionó en el cine, protagonizando varias películas musicales en los años 60, como Where the Boys Are (1960), que también fue un punto clave en su carrera. Esta película, dirigida al público adolescente, ayudó a consolidar su imagen como ícono juvenil. Sin embargo, a diferencia de muchas estrellas efímeras, Connie Francis logró mantener una carrera sólida durante más de una década, en un ambiente musical que cambiaba rápidamente.
La vida personal de Francis estuvo marcada por tragedias y desafíos. Un romance fallido con el célebre Bobby Darin, anterior a la boda de Bobby con Sandra Dee, le dejó afectaciones muy serias en sus relaciones románticas futuras. En 1974, fue víctima de una agresión traumática (violación y robo en Long Island, NY) que la alejó de los escenarios por un tiempo. También sufrió problemas de salud mental y enfrentó batallas legales por regalías y derechos musicales. A pesar de ello, mostró una admirable resiliencia, volviendo a los escenarios en varias ocasiones, y siempre con el cariño del público intacto.
Connie Francis fue mucho más que una cantante pop. Fue un símbolo de una época, una mujer pionera que abrió caminos para otras artistas femeninas y una voz que evoca emociones universales. Su legado permanece vivo a través de sus grabaciones y el impacto que dejó en la cultura popular. En una industria cambiante, su historia recuerda el valor del talento genuino, la perseverancia y la pasión por el arte. Descansa en paz, Connie Francis. El Círculo Beatle te recuerda con admiración y respeto.
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